viernes, 9 de diciembre de 2011

Capítulo 2: Erika y yo.

Me fijé en la verja que separaba el recinto y el exterior, detrás de ella se encontraba una niña pequeña, de unos cuatro o cinco años, rubia , con los ojos azules.No era como yo, me llamaba la atención.

Insegura, me acerqué y la pregunté con timidez:
-¿Cómo te llamas?
-Erika.-Me dijo- ¿Y tu?
-Marina- Le respondí.
-¿No vas al colegio?-Preguntó con curiosidad.
-No, mi mamá no tiene suficiente dinero para comprarme una educación. - dije, no sabía lo que decía -Ella dice que se aprende más en la calle que en la escuela.-
-Ah , vale.-Respondió. De repente, sonó un ruidoso timbre. Erika, nerviosa, me dijo adiós precipitadamente y se fue. Con inesperada tristeza, vi como se alejaba de la valla. Mi madre, harta de llamarme, supongo que intentando aplicar la psicología inversa, se alejó, y yo corrí tras ella para alcanzarla.

Al día siguiente, fui intencionadamente a la verja a la hora que ayer había visto a Erika. Allí estaba, supuestamente para verme.
-Hola-Dijimos las dos a coro. Seguidamente, ambas esbozamos una sonrisas un poco vacías.
-Ayer no te lo pregunté, pero te lo digo ahora. ¿Cuántos años tienes?
-Tengo cinco años ¿Y tú?
-Cinco y tres cuartos.-Se rió, pero yo no entendí el significado de esas palabas asique me limité a quedarme callada. Erika bajó la vista, y se paró cuando vio mi pincel, que sobresalía del bolsillo de mi pantalón.
-¿Pintas?-Me dijo.
-Lo intento, pero es difícil...-Dije. -No tengo pinturas, estoy ahorrando.
Mi imaginación volaba, intentaba encontrar la razón por la que ella vestía uniforme, impecable, y yo, con harapos remendados . No lo entendía. Años después, entendí la razón: la vida no es para nada justa.
Erika, mirano al exterior del colegio, interrumpió mis pendamientos diciendo:
-¿No vienes con tu mamá?
-No , mi mamá cree que estoy buscando comida.
-¿Buscando comida?-Hizo una pausa.-¿Eso qué es?
-Busco comida para que mi hermana, mi mamá y yo podamos comer algo a la hora de comer. Mi mamá está enferma, ella no puede, asique lo hago yo.

La niña parecía muy sorprendida, pero para mí era algo normal.Sonó el timbre.Nos despedimos.

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